Presentación general

FORO DE LAS LUCHAS POR LA TIERRA Y LOS RECURSOS NATURALES

Basar el futuro en las comunidades campesinas, pastoriles, pesqueras y forestales, en igualdad entre mujeres y hombres

La explotación de los recursos naturales para obtener rendimiento financiero está destruyendo el mundo

Durante más de 30 años, las políticas neoliberales han acelerado el acaparamiento de las tierras agrícolas y los recursos naturales por parte de las empresas capitalistas. Los dirigentes y agentes financieros de estas corporaciones explotan tanto a los seres humanos como a los recursos renovables de manera "minera"; es decir, sin mantener condiciones de vida dignas para los primeros y agotando literalmente los segundos. La expansión de los agronegocios y las empresas “extractivistas”, así como de la infraestructura urbana, generan el saqueo o la apropiación de las mejores tierras, de los bosques, ríos y mares, destruyendo las formas más sostenibles de agricultura, ganadería, agroforestería y pesca, precarizando a las familias, comunidades rurales y pueblos indígenas que las desarrollan, especialmente a las mujeres y eliminando el futuro de los jóvenes. El éxodo masivo a las ciudades y el incremento de la tala de bosques agravan la crisis climática. Es urgente cambiar la gobernanza de la tierra y los recursos naturales para remediar la catástrofe medioambiental y humana que ha provocado el llamado "desarrollo".

Los inversores (que no trabajan en la producción y a menudo ni siquiera viven en el lugar donde se realiza) exigen la máxima rentabilidad por sus "inversiones". El objetivo de la rentabilidad financiera a corto plazo en la producción agrícola, forestal y pesquera es contradictorio con el reparto equitativo de los beneficios de los ecosistemas y de la riqueza creada a partir de ellos. El objetivo de obtener el máximo rendimiento financiero también es contradictorio con la preservación del agua, la fertilidad del suelo, la biodiversidad y el clima. Esto conduce a la reducción del número de personas asalariadas y la cuantía de sus salarios, a minimizar la contribución a los presupuestos públicos evitando los impuestos y tasas; buscando en su lugar subvenciones. En efecto, la rentabilidad financiera implica no asumir la responsabilidad de mantener las condiciones agroecológicas que preservan el medio ambiente a largo plazo y de aumentar la productividad neta del trabajo mediante el uso de stocks de energía, principalmente de combustibles fósiles.

El uso sostenible de los recursos naturales como "comunes" es prometedor si avanzamos bajo el marco igualdad entre hombres y mujeres

La comparación científica rigurosa de las diferentes formas de producción conduce a un resultado claro: la agricultura y ganadería campesina y familiar (con poco o ningún recurso al empleo asalariado), la pesca tradicional y artesanal y la silvicultura comunitaria son las más capaces para garantizar el bienestar de las personas y los grupos. No sólo porque pueden garantizar una mayor creación de riqueza por unidad de superficie para más trabajadores y trabajadoras y diversificación de los agroecosistemas, sino también porque son la base de nuestras identidades culturales. También, estas apelan a una mayor inteligencia empírica de las personas para afrontar el entorno natural y sus cambios. La proletarización agraria, al destruir la autonomía de decisión y el conocimiento campesino, agota irremediablemente una importante fuente de realización individual y colectiva.

Por supuesto, los usos y costumbres tradicionales perpetúan regímenes patriarcales y la marginación social, cultural, politícay económica de las mujeres. Esto se evidencia en la naturaleza de los derechos a la tierra y a los recursos naturales que ellas tienen, que son mayoritariamente precarios y secundarios y sobre tierras y recursos de menor calidad. Negar a las mujeres un estatus de igualdad frente a los hombres es negarles la misma posibilidad de bienestar y realización. Y esto es aún más insostenible ya que las mujeres son responsables de la mayor parte de la producción de alimentos y del trabajo necesario para la supervivencia y la sostenibilidad de las comunidades. Levantar el velo sobre esta realidad, dondequiera que exista, ya sea por la tradición o las leyes nacionales, es una prioridad. Se trata de abordar al mismo tiempo el importante objetivo de transformación social de la emancipación de las mujeres como el objetivo de la protección de las comunidades frente a los acaparadores de tierras.

Hay que poner fin al acaparamiento de tierras y al desalojo de las comunidades rurales, pesqueras y forestales

El acaparamiento de las tierras, la concentración de la propiedad de las mismas por parte de un número cada vez menor de personas, se aceleró a partir de 2007 con la crisis financiera de los llamados "suprimes". Esta crisis impulso a importantes inversores hacia el sector primario los cuales adquirieron vastas extensiones de tierras agrícolas y forestales. Los Estados, en su mayoría, no han tomado medidas para regular de manera eficaz esta situación y proteger a las poblaciones rurales. Tampoco se han cuestionado la decisión, tomada en 1994, de liberalizar el comercio mundial de productos agrícolas que ha tenido consecuencias devastadoras. Como consecuencia del Acuerdo Agrícola Internacional, llamado de Marrakech, la gran mayoría de los agricultores/as, ganaderos/as y pescadores/as se vieron expuestas, sin protección, a la competencia directa con las grandes unidades de producción ultramecanizadas. Estas últimas son las que fijan los precios de los productos agrícolas en su punto más bajo, llevando a la ruina a las familias y comunidades menos equipadas, que son, a su vez, las más numerosas. En efecto, la agricultura manual o de tracción animal sigue siendo la mayoritaria en el mundo. A esto hay que añadir la extrema volatilidad de los precios agrícolas debido a la especulación en los mercados físicos y aún más en los que reflejan la creciente financiarización de la agricultura: los mercados de futuros y los mercados de acciones de la agroindustria. Las familias y comunidades pastoras se han igualmente precarizado, a través del mercado mundial, por la producción animal capitalista (hiperextensiva o hiperintensiva), al igual que la pesca artesanal por la pesca industrializada.

Un gran número de organizaciones campesinas, de agricultura familiar y de movimientos sociales, entre las cuales nosotras nos encontramos, denuncian desde hace décadas la desastrosa transformación de los sistemas agroalimentarios a escala mundial. Estas voces se oponen a la destrucción de los pilares de nuestro mundo común, que son las comunidades campesinas, pastorales, pesqueras y forestales y los pueblos indígenas. Y en muchas ocasiones, concentraron sus esfuerzos en la defensa de sus territorios frente a los acaparadores y a la redistribución de la tierra en favor de los y las "sin tierra".

1996 marcó una etapa fundacional en esta movilización global con el cuestionamiento de los límites del concepto de seguridad alimentaria esgrimidos por los Estados en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación. Los Foros Mundiales por la Soberanía Alimentaria en 2001 en La Habana (Cuba) y 2002 en Roma (Italia) respondieron a esto.

En 2004, en València (España), numerosos movimientos campesinos, organizaciones de pueblos indígenas y de pescadores, así como expertos, investigadores y organizaciones no gubernamentales organizaron, con el apoyo del CERAI, el Foro Mundial sobre la Reforma Agraria (FRMA). Este foro obtuvo como resultado que la reforma agraria reapareciera en las discusiones al ámbito de los debates entre estados, de los que había desaparecido durante décadas. En respuesta a su llamamiento, la FAO y algunos gobiernos, entre ellos el de Brasil, organizaron en 2006 en Porto Alegre, la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR).

En 2007, el Foro por la Soberanía Alimentaria-Nyéléni organizado por La Vía Campesina en Sélingué, Malí[1], constituyó un hito importante de movilización campesina y rural global que ha podido perpetuarse a través de reuniones regulares.

En 2016, en València, el Foro Mundial sobre el Acceso a la Tierra y los Recursos Naturales (FMAT) fue convocado por numerosas organizaciones sociales rurales y urbanas, investigadores y algunas instituciones gubernamentales. Su objetivo era realizar un balance de los compromisos asumidos por los Estados en la CIRADR en favor de un acceso más equitativo a la tierra. Durante este encuentro se evidenció el fracaso de los compromisos asumidos. Efectivamente, muchos gobiernos nacionales habían prometido abordar la cuestión de la tierra de forma directa. Diez años después, tenemos que admitir que nuestros "líderes" no han respondido en absoluto a la urgente necesidad de resolver, por esta vía, las desigualdades económicas y el mal uso de los recursos naturales que minan el planeta.

El bloqueo de la vía gubernamental

A pesar de estos años de movilización, el avance del movimiento social a nivel mundial no se ha producido un cambio en la no invirtió la tendencia. Las "Directrices Voluntarias para la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques" adoptado por el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) en 2012, o también, la "Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y de otras Personas que trabajan en las Zonas Rurales" adoptadas en el 2018 por la Asamblea General de la ONU; son el resultado de la lucha promovida por los movimientos campesinos, liderados por Vía Campesina. Sin embargo, los Estados se han evitado dotarlas de carácter vinculante. Su falta de voluntad para actuar eficazmente en la protección de las comunidades rurales, pesqueras y forestales es inaceptable. Y sus políticas públicas continúan potenciando las acciones de destrucción social, económica y ambiental a través de muchas empresas e instituciones

Las declaraciones de las asambleas intergubernamentales (CSA, ONU entre otras) han obligado nuestras organizaciones campesinas, de agricultura familiar, de los pueblos indígenas, a las asociaciones de defensa del bien común y los movimientos sociales a confrontarse con cada uno de los Estados para tratar de lograr avances concretos sobre el apoyo a la agroecología campesina y a la soberanía alimentaria; una gobernanza de la tierra que sitúe a las personas y al territorio en el centro de sus objetivos. Sin embargo, frente al creciente acaparamiento de la tierra y de los recursos naturales, es absolutamente necesario poner en marcha instrumentos vinculantes a nivel mundial.

¡No es momento de rendirse!

No es momento de resignarse. Hemos decidido contribuir a la alianza de todas las personas y colectivos que entienden la importancia y la naturaleza de los cambios necesarios, pero que todavía se encuentran divididos e insuficientemente numerosos en comparación con la población mundial, de la cual, la mitad está ahora urbanizada. La coordinación de todas estas fuerzas es, a nuestro juicio, necesaria para difundir al mayor número de personas los problemas que hay que abordar y las propuestas para resolverlos. Es la única manera de conseguir un peso político suficiente para que se apliquen. También queremos participar en la evolución de las relaciones sociales y del derecho, tanto a nivel nacional como comunitario, hacia la igualdad entre mujeres y hombres.

Intercambios globales para aumentar la movilización social a favor de la verdadera protección de los comunes naturales

Nosotras, organizaciones campesinas, de agricultores/as familiares, de pueblos indígenas y de trabajadores/as agrícolas y asociaciones en defensa de los comunes naturales, proponemos abrir un nuevo espacio de intercambios mundiales. ¿Su objetivo? Contribuir a ampliar las alianzas sociales para conseguir las regulaciones nacionales e internacionales que son necesarias para proteger y apoyar a las comunidades rurales, pesqueras y forestales y su uso de los recursos naturales frente a los acaparadores de tierras.

Esperamos contribuir a reunir a los movimientos sociales rurales y urbanos y los/las investigadores/as en torno de una reflexión colectiva sobre los principales problemas relacionados al acceso a la tierra, a los recursos naturales y al uso sostenible de los mismos, y sobre las movilizaciones y acciones necesarias para el cambio.

Proponemos organizar esta reflexión en cinco encuentros sucesivos de intercambios durante el año 2021, sobre los siguientes temas:

- Acceso de mujeres y jóvenes a la tierra;

- Los sin tierra y el futuro de los comunes naturales;

- Gobernanza local de la tierra;

- Reforma agraria y condiciones para mantener una distribución equitativa de los derechos sobre la tierra en el tiempo;

- La regulación de las transferencias de derechos sobre la tierra y los recursos naturales y de otros medios de concentración de estos derechos (por ejemplo: transferencias de acciones en empresas agrícolas en Europa).

De manera diferente y complementaria, estos temas reflejan los principales problemas a los que se enfrentan las comunidades rurales, pesqueras y forestales. Cuestionan las formas de definir y distribuir los derechos de uso de la tierra y los recursos naturales, de crear y compartir la riqueza derivada de ellos y, más ampliamente, las formas de vivir y organizarse en torno a los comunes naturales que constituyen los ecosistemas. (flora y fauna).

Está abierto a todos y a todas, cada debate se iniciará con un seminario web en el que se presentarán varios puntos de vista sobre las temáticas (incluidos los de las organizaciones invitantes). A continuación, el debate continuará en línea durante dos meses para recoger los aportes de los y las participantes en forma de observaciones, comentarios de experiencias concretas, propuestas o demandas políticas e ideas para la acción ciudadana. Las contribuciones pueden enviarse en forma de textos o grabaciones de audio o vídeo. El sitio web dedicado (landaccessforum.org) permitirá los intercambios sin barreras lingüísticas (al menos en inglés, español y francés). Los aportes darán lugar a la elaboración de una síntesis en colaboración con los y las participantes.

Un seminario web, junto con una reunión presencial si las condiciones sanitarias lo permiten, cerrará esta primera serie de debates temáticos con el objetivo de identificar las principales líneas de actuación que se deben poner en marcha.

Les esperamos en la página web del foro para que se inscriban como participante en los debates y se suscriban al boletín electrónico que les mantendrá informado/as de su calendario y progreso.

No podemos seguir esperando a que los gobiernos tomen las decisiones necesarias de forma espontánea, ¡debemos actuar!

Organizadores (miembros del comité organizador del Foro de las Luchas por la Tierra y los Recursos Bienes Naturales)

Organizaciones de campesinos/as y agricultores/as y ganaderos/as familiares:

La Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (COPROFAM, América del Sur) representada por la Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas (CONTAG, Brasil), la Confederación Campesina Paysanne (Francia), la Convergencia Global de Luchas por la Tierra, el Agua y las Semillas Campesinas en África Occidental (CGLTE-OA), la Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC), Ekta Parishad (India), la Red de Organizaciones Campesinas y de Productores de África Occidental (ROPPA), Vía Campesina África Occidental y Central

Asociaciones para el intercambio de experiencias, análisis y acciones en defensa de los comunes naturales:

La Asociación para Contribuir a la Mejora de la Gobernanza de la Tierra, el Agua y los Recursos Naturales (AGTER, Francia), el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI, España), Colectivo Tany para la defensa de las tierras malgaches (Francia, Madagascar).


1 ] Ahora el Centro Internacional de Formación en Agroecología Campesina de Sélingué.